viernes, 29 de abril de 2016

I Will, Madam Secretary

                                                   




Éste es mi nuevo pasatiempos y sus protagonistas, mis nuevos héroes o antihéroes según el capitulo y el grado de carga ética que contengan las decisiones que unos y otros toman sin cesar. Decisiones rápidas, feroces, valientes, en ocasiones hedonistas y egoístas, y que continuamente desafían los límites de la legitimidad moral.


Esto es Madam Secretary.  
Esto es EEUU


Su protagonista, recuerda más que ligeramente un “H. Clinton’s style” por su experiencia, su capacidad resolutiva y sus habilidades para las relaciones sociales. Elizabeth McCord es la secretaria de Estado del gobierno estadounidense, o el Margallo español, si es que las funciones pueden siquiera posarse sobre la hipótesis de la comparación. La ficción funciona como mímesis de la realidad; del último deseo del hombre; y de la manifestación de las grandes narrativas como el capitalismo o el liberalismo económico.

Los personajes, representando todo el rango de culturas, religiones, colores de la piel o estaturas, seducen con sus discursos grandilocuentes y medidos con precisión casi quirúrgica, sus comentarios ingeniosos, sus apetitosas cenas familiares o sus humanas metidas de pata. Sin embargo, el matrimonio formado por la Secretaria de Estado y su marido, asesor del departamento de Defensa y colaborador (espía) de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional), también evidencia una política que parece acercarse bastante a aquello que se mueve entre los bastidores de la nación más poderosa del mundo. 

  

La megalomanía ideológica del séquito presidencial contrarresta con un despacho relativamente prudente en tamaño y ornamentación.



“Not Política as Usual” (“No la política habitual”) es el lema con el que se presentó la primera temporada de la serie y ciertamente, es buen reflejo de la misma. En beneficio de la serie, el lema sugiere que “la política habitual” es la que se impone al ciudadano de a pie, es decir, una versión light, zero, manipulada, masticada o roída de la que se juega en los despachos de la Casa Banca. Sin embargo, la brigada de la Señora McCord muestra al público que cada decisión, que siempre se toma en beneficio al conjunto de la población americana, tiene como merma la libertad o supervivencia de un grupo menor o de un individuo.
Por otra parte, y esta vez en detrimento de la sociedad, el lema insinúa misterio, encubrimiento o mentira según la perspectiva personal. La serie nos hace creer que es “mejor así” y nos presenta la política como Coca Cola. Sus ingredientes son secretos y de ella, solo conocemos el embotellado, la marca, el producto terminado, es decir, la firma de tratados y los apretones de manos o las caras sonrientes de sus protas. No obstante, nos incita a pensar que es “mejor así”. Al fin y al cabo quizás sea más fácil ignorar que el bienestar común no tiene otro camino que la criminalidad o la extorsión. De la mafia se sabe poco, pero para muchas empresas es sinónimo de estabilidad y garantía.


Vean Madam Secretary y opinen.

 Intrepidante tomada como ficción y una aproximación aparentemente certera de los ingredientes secretos que con los que se cocinan acuerdos internacionales.




sábado, 5 de marzo de 2016

¡Cierren las ventanas, que entra mucha luz!




¡Cierren las ventanas, que entra mucha luz!, podría estar diciendo la que fuera alcaldesa de Valencia durante 24 años.
Al caer la noche, cae con ella la capacidad de razonar con claridad, o al menos con realismo. El optimismo se convierte en utopía, y las preocupaciones se reproducen como por milagro bíblico, acorde con el cuadro que preside el despacho de Rita. Los delitos también se multiplican, aunque esta vez más que un regusto a religión sabe a ingenio matemático. A la luz de la luna la banalidad de lo cotidiano se vuelve existencial y no hay solución a la vista ni se propone una vista para la resolución de asuntos, y así, la clase política valenciana llevaba alrededor de 24 años haciendo una política de noche, de cerrar ventanas y vetar la luz.
Nuestra personalidad tiende a ser no menos reversible y llamativa que un chaquetón de Desigual.  Por la mañana parecemos autómatas eficientes y generalmente apreciables, pero por la noche, un serial killer mental amenaza con destruir el gran placer del dormir a través del overthinking como dicen los angloparlantes, avivando preocupaciones; castigando con remordimientos, o subrayando la importancia de una tarea pendiente. Por la noche tapiamos fronteras mentales (últimamente también algunas físicas) como también se cierran las ventanas de Casa Rita.
Durante unos 24 años la política valenciana, en su mayoría, ha sido el serial killer de muchos trabajadores que han visto menguar las arcas públicas, sus sueldos, los servicios sociales… Por la noche es cuando se teme más a los ladrones, que en Valencia ocupaban de día asientos de representación ciudadana. Afortunadamente la señora Barbera ya no puede levantar la mano para pedir cerrar las ventanas, o al menos no desde el despacho de la Alcaldía, pero a los futuros ocupantes del puesto les animaría a hacer una política de vigilia, al caloret del sol de Valencia, donde la tentación de lo ajeno no se pueda avivar entre copas a la luz de la luna.
¡Que abran las ventanas!, no vaya a ser que a parte de la luz, dejen pasar la honestidad.

http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2016/02/11/56bc74dde2704e6f3d8b4693.html

jueves, 18 de febrero de 2016

Érase un móvil a una oreja pegado



—“Ajá,sí, ya entiendo. Mamá, ha sido un desliz,  estaba el suelo tan calentito… Sí,sí, no te preocupes por la ropa, me acabo de imprimir un traje como el del papá… ¡voy más elegante! ¡Espera, que te envío un selfie!. Bueeeeno que si, te prometo que mañana no me hago pipi ehhhh pero ahora te dejo que tengo a Pepín por Skype preguntándome los deberes, ahora nos vemos”.

No todo lo nuevo es progreso. Partidos políticos (íntegramente nuevos o con lavado de cara), las TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación), internet, las redes sociales o los palos de selfie… Demasiadas novedades para que todas nos permitan evolucionar, como sociedad me refiero. Avanzar si que avanzamos, hacia las modas más anodinas e inútiles donde los patrones no se diseñan con bolsillos donde almacenar la reflexión, la gratitud o la dignidad, aunque sea para usarlos en caso de emergencia.    


La tecnología nos ha permitido dar otro sentido al tiempo, como ya ocurrió durante la Revolución Industrial. El problema surge del empacho tecnológico. Los tiempos se han acortado hasta no tener tiempo para nada, más concretamente. Mientras la innovación avanza a la velocidad del guepardo, la evolución no lo hace más rápido que un caracol cojo. Las pantallas no nos dan tiempo a metabolizar la cantidad de información que recibimos y emitimos, y sólo nos queda adaptarnos. —¿Cómo? —Pues, obviando o aminorando la infancia, la calle, los juegos, las conversaciones cara a cara o un rato de sentarnos tranquilos a escuchar música, leer o hablar.


“¡No tengo tiempo!”: consecuencia social del empacho tecnológico. Esta era que nos invade y nos arrastra hacia una rutina maratoniana también nos robotiza. Mi amigo, que voy a llamar Pepón, vive inmerso en su mundo dicotómico donde la vulnerabilidad y la inocencia de un pis incontrolado se opone, y a la vez convive, con una madurez virtual que se disipará en cuanto cuelgue el teléfono y cierre la pantalla. En 5 minutos ningún robot con cables evitará que mamá lo recoja para cenar su papilla, y luego cambiarle el pañal que lleva debajo de un traje de adulto de raya diplomática impreso en 3D.

Technological Abuse http://www.huffingtonpost.com/news/technology-addiction/

miércoles, 10 de febrero de 2016

...Y la llamaban Lluvia



El cuento, como un dibujo o como el mar, atempera nuestro cuerpo ante una realidad que se mueve entre extremos y que, como el clima tropical, lo hace sin tregua y con poco tacto.

—  Preciosos diamantes húmedos y transparentes ahora tan escasos. Debes memorízalos, dibújalos, intenta grabarlos en tu memoria igual que hiciste con tu nombre, porque en poco tiempo dejarán de visitarnos para siempre y tendremos que estar preparados, esto es solo un avance.
           Y, ¿Por qué van a desaparecer, abuelo?
           No desaparecen. Esto es Etiopía, tierra de contrastes. Nuestras comunidades admiran y a la vez temen una modernización demasiado amenazante, pero que esta vez nos podría salvar del abandono de la diosa Lluvia, quien se lleva sus preciosos diamantes transparentes a otras tierras. Ahora sin su protección, nuestra tierra es de nuevo castigada por el cielo y la tierra, por el calor que sofoca y ahoga, o más bien que deshace los cuerpos que quedan en simbiosis con la arena cálida y brillante. La riqueza de contrastes. Nos da lo mejor y lo peor, nosotros nos valemos de fuerzas que se niegan entre sí, como la vida y la muerte. Aquí nos dedicamos exclusivamente a la tierra y al ganado, y para que la tierra se mantenga fértil necesita del agua. Mira, tu madre allá a lo lejos, 4 horas al día para recoger dos bidones de agua para regar un cultivo moribundo. Ha vuelto “El Niño”, y cada vez lo hará más a menudo.
           ¿Por qué lo llaman así? No me gusta. Un niño jamás provocaría la muerte a otro niño, ni dejaría sin cultivos a su pueblo, ni mataría de sed a su familia…
           No sé la razón, pero desde luego parece estar jugando con nosotros cómo un travieso pequeñín con una capacidad infrahumana para desestabilizar las cifras de población mundial cuando le viene en gana con sequías que cada vez duran más y tardan menos en volver. Pero todavía hay lugar para la esperanza, ¿has visto a esa gente que reparte comida y agua? Pues ayer me contaron un plan para crear un gran pozo donde podamos guardar el agua que recojamos, es obvio que los diamantes húmedos están apunto son para nosotros vida, y por eso cuando no caen producen muertes. Sin embargo, Etiopía y los pastores necesitamos que las cosechas no dependan de su llegada para parir sus frutos. Ésta gente también dice que va a reponer cabras y ovejas y que, al haber perdido 25 cabezas, nos repondrán 5 con comida y bebida para mantenerlas.
           ¡Menos mal abuelo! Imagina cómo íbamos a llevar los bidones y los kilos de arroz si no fuera por nuestros animales.
           Sí, pero me gusta más la idea del pozo y la de un “pozo de semillas” o algo así también hablaron de ello.
           ¿ Y, qué es eso?
           Al parecer, en caso de que la sequía decida permanecer largos períodos en nuestras tierras amenazando a nuestra gente, podremos reponerlas rápido si guardamos parte de las semillas en un pozo y no las sembramos todas, cuando se pierda la cosecha dispondremos de semillas que permitirán nutrir a las familias. Además, deberíamos tener eso que ví en la tele que hay en otros sitios donde caen pocos diamantes. Es una máquina de riego que lanza agua sola y así es difícil que la siembra se seque. Tu madre podrá dedicarse a su propio huerto, más limpio y únicamente dedicado a cultivar los alimentos que comemos en casa.
           Todo eso me parece bien, y si no fuera por esa gente y sus organizaciones de las que tu me hablas… Abuelo no es por nada pero… para cuando el pozo esté construido tu ya estarás muerto ¿Qué vamos a hacer hasta entonces?
           Por desgracia la muerte es aquí quién manda cuando la diosa Lluvia viaja a esas tierras del Norte donde cada vez pasa mas tiempo. Hasta entonces solo podemos intentar estar sanos y ayudar a tu madre a recoger agua ahora.
           Ahora ya no podré dormir pensando en que mañana tendremos que trabajar con unas cuantas vacas menos.
           Hazme caso y pinta diamantes transparentes cayendo del cielo y mojando las tierras ahora que te acuerdas de su forma, quizás hasta  nos traiga fortuna.
           Y ¿de qué me sirve pintar algo que va a desaparecer?
           Ahora no lo sé, pero de momento, te ayudará a dormir mejor esta noche… 

Hace muchos, muchos años, allá por 2020, cayeron los últimos diamantes húmedos en tierras etíopes. Dicen que todavía se aprecian en tierras no tan lejanas, y que todavía mantiene cierta regularidad en el Norte de Europa y en tierras Americanas que emergen al cruzar el atlántico. Seguro que habéis oído hablar de ella, su dueña, la Diosa. La llamaban Lluvia.


La muerte, por oposición al agua, ni es un recurso escaso  ni está en peligro de extinción en Etiopía; más bien al contrario. Con su actitud amenazante, acosadora y jactándose de una población demasiado subordinada a un clima dictatorial, “El Niño” dejará en 2016 a unos 2 millones de Etíopes sin acceso a agua potable, y hasta la próxima. 



viernes, 29 de enero de 2016

Aprender a Versionarse


Nos guste o no, somos versiones de nosotros mismos, como James Dean en el collage de Warhol eso es lo que somos. Funcionamos por temporadas y cada día que despegamos la oreja de la almohada estrenamos capítulo. Unas series duran más, otras menos, pero al final aquellas que tienen éxito son las que se atreven, las que se adaptan, las que transigen y se modelan según su entorno, su carácter y el paso del tiempo. Eso sí, nunca llegan a perder su esencia, y por eso atraen, por comportarse como versiones de ellas mismas sin miedo a perder su forma original. 
Las contradicciones cuestan de asumir, pero nos enriquecen, y además ¿quién se salva de ellas? Nos molesta de los demás lo que nos define, y por eso estamos tan obsesionados por la claridad, por el blanco o el negro. El gris molesta, y por eso lo asociamos a lo triste, a la oscuridad, y todo por un desconocimiento sobre su composición.  Es un color difícil de combinar, de categorizar y por tanto nos sentimos más seguros en nuestra zona de confort . Esta es la verdad y punto, ésta es mi canción preferida, pues yo soy cristiano y eso no es así. Volvemos a la tendencia de la que parecía el siglo 21 se había despegado, es decir la generación del Barça o el Madrid o la Pepsi o la Coca Cola, el PSOE o el PP (o al menos de izquierdas o derechas), y valoramos nuestro entorno según lo real o imaginario, lo correcto o lo incorrecto, la verdad o la mentira. Parece que las medias tintas no forjan personalidad, pero no es así.

El filósofo Roland Barthes concede el título de autor (ya sea de libro, pintura o cine) al intérprete que, según su cultura, ideología, creencia o filosofía personal, diseña su propia interpretación del texto y por eso es autor, por subjetivo, por original y diferente. El postestructuralismo ya avanzaba una vuelta a la hegemonía del pensamiento por culpa del terrorismo y otros extremismos que conducen a un pensamiento único, monolítico y fundado en la unión contra el miedo.
Poco hemos avanzado, o mucho hemos retrocedido cuando las religiones siguen buscando una única verdad y cuando sus fieles siguen matando por ello. Siento que no hemos entendido que estamos condenados y, casi diría afortunadamente condenados, a ser diferentes, a pensar de manera opuesta y que estas contradicciones permitan avanzar cuando alguien nos planta en la cara nuestro error, solo nos queda callar y cambiar de opinión, pero funciona. Nos curtimos de nuestros errores e imprecisiones, crecemos al superar la vergüenza y relacionarnos y nos sentimos llenos cuando llegamos a un acuerdo, pero para eso hay que saber ceder.
Uno tiene que querer y luego aprender a transigir, a flexibilizar. La búsqueda de una y única identidad personal ha hecho mucho daño. ¿Qué más da quién seamos? Somos versiones de nosotros mismos y mientras respetemos a los demás y nuestros actos no causen daño (a poder ser ni propio ni ajeno) debemos vernos como caleidoscopios, es decir, como fragmentos o capítulos de nosotros mismos, como un collage hecho de pedazos de acontecimientos, historias, culturas, gente que nos rodea, pero no busquemos una verdad porque no la hay, y aceptando eso, ya seremos más felices.

A mi me gusta leer la prensa, y me encanta vivir en la era de internet, no me considero de derechas pero me gustan los toros. Disfruto leyendo historias de crímenes y me divierte escribir historias para niños. Me gustan las interrupciones, los imprevistos y las discusiones cuando veo un debate político y, sin embargo, me pongo muy nerviosa cuando me surge un imprevisto en la vida diaria. Eso sí, ninguna de estas contradicciones me hace dudar de mi personalidad porque estoy hecha de ellas, esa soy yo y no soy más vulnerable por ello. A veces somos más Jekyll y otras mas Mr Hyde y no entiendo porqué el lector se empeña en descubrir cuál es el verdadero, está claro, todos somos Jekylls pero también Mr Hydes.
Creo que todos sabemos lo que somos en realidad pero preferimos culpar al otro de nuestros propios defectos porque los tememos, nos da miedo que no encajen. Tolstoi decía que todo el mundo intenta cambiar el mundo pero nadie se atreve a cambiarse a sí mismo y Sartre, fue considerado de “absurdo” por afirmar que “el infierno son los otros”, pero ninguno iba desencaminado. Sólo tendremos que dejar de protegernos de nosotros mismos cuando nos mostremos como capítulos, como seres vulnerables y cambiantes que se alimentan de flexibilidad y transigencia y que asumen que cada temporada es diferente a la anterior
Saber vivir es saber "versionarse" y, si escribo ésto, es porque yo también tengo que aprender esta lección, pero darse cuenta ya es un capítulo más, o un capítulo menos, según la percepción.