¡Cierren las ventanas, que entra mucha luz!, podría estar diciendo la que fuera alcaldesa
de Valencia durante 24 años.
Al caer la
noche, cae con ella la capacidad de razonar con claridad, o al menos con
realismo. El optimismo se convierte en utopía, y las preocupaciones se
reproducen como por milagro bíblico, acorde con el cuadro que preside el
despacho de Rita. Los delitos también se multiplican, aunque esta vez más que
un regusto a religión sabe a ingenio matemático. A la luz de la luna la banalidad
de lo cotidiano se vuelve existencial y no hay solución a la vista ni se
propone una vista para la resolución de asuntos, y así, la clase política
valenciana llevaba alrededor de 24 años haciendo una política de noche, de
cerrar ventanas y vetar la luz.
Nuestra
personalidad tiende a ser no menos reversible y llamativa que un chaquetón de
Desigual. Por la mañana parecemos
autómatas eficientes y generalmente apreciables, pero por la noche, un serial killer mental amenaza con
destruir el gran placer del dormir a través del overthinking como dicen los angloparlantes, avivando
preocupaciones; castigando con remordimientos, o subrayando la importancia de
una tarea pendiente. Por la noche tapiamos fronteras mentales (últimamente también
algunas físicas) como también se cierran las ventanas de Casa Rita.
Durante unos 24
años la política valenciana, en su mayoría, ha sido el serial killer de muchos trabajadores que han visto menguar las
arcas públicas, sus sueldos, los servicios sociales… Por la noche es cuando se
teme más a los ladrones, que en Valencia ocupaban de día asientos de representación
ciudadana. Afortunadamente la señora Barbera ya no puede levantar la mano para
pedir cerrar las ventanas, o al menos no desde el despacho de la Alcaldía, pero a
los futuros ocupantes del puesto les animaría a hacer una política de vigilia,
al caloret del sol de Valencia, donde
la tentación de lo ajeno no se pueda avivar entre copas a la luz de la luna.
¡Que abran las ventanas!, no vaya a ser que a parte de la luz, dejen pasar la
honestidad.