jueves, 18 de febrero de 2016

Érase un móvil a una oreja pegado



—“Ajá,sí, ya entiendo. Mamá, ha sido un desliz,  estaba el suelo tan calentito… Sí,sí, no te preocupes por la ropa, me acabo de imprimir un traje como el del papá… ¡voy más elegante! ¡Espera, que te envío un selfie!. Bueeeeno que si, te prometo que mañana no me hago pipi ehhhh pero ahora te dejo que tengo a Pepín por Skype preguntándome los deberes, ahora nos vemos”.

No todo lo nuevo es progreso. Partidos políticos (íntegramente nuevos o con lavado de cara), las TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación), internet, las redes sociales o los palos de selfie… Demasiadas novedades para que todas nos permitan evolucionar, como sociedad me refiero. Avanzar si que avanzamos, hacia las modas más anodinas e inútiles donde los patrones no se diseñan con bolsillos donde almacenar la reflexión, la gratitud o la dignidad, aunque sea para usarlos en caso de emergencia.    


La tecnología nos ha permitido dar otro sentido al tiempo, como ya ocurrió durante la Revolución Industrial. El problema surge del empacho tecnológico. Los tiempos se han acortado hasta no tener tiempo para nada, más concretamente. Mientras la innovación avanza a la velocidad del guepardo, la evolución no lo hace más rápido que un caracol cojo. Las pantallas no nos dan tiempo a metabolizar la cantidad de información que recibimos y emitimos, y sólo nos queda adaptarnos. —¿Cómo? —Pues, obviando o aminorando la infancia, la calle, los juegos, las conversaciones cara a cara o un rato de sentarnos tranquilos a escuchar música, leer o hablar.


“¡No tengo tiempo!”: consecuencia social del empacho tecnológico. Esta era que nos invade y nos arrastra hacia una rutina maratoniana también nos robotiza. Mi amigo, que voy a llamar Pepón, vive inmerso en su mundo dicotómico donde la vulnerabilidad y la inocencia de un pis incontrolado se opone, y a la vez convive, con una madurez virtual que se disipará en cuanto cuelgue el teléfono y cierre la pantalla. En 5 minutos ningún robot con cables evitará que mamá lo recoja para cenar su papilla, y luego cambiarle el pañal que lleva debajo de un traje de adulto de raya diplomática impreso en 3D.

Technological Abuse http://www.huffingtonpost.com/news/technology-addiction/

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