miércoles, 10 de febrero de 2016

...Y la llamaban Lluvia



El cuento, como un dibujo o como el mar, atempera nuestro cuerpo ante una realidad que se mueve entre extremos y que, como el clima tropical, lo hace sin tregua y con poco tacto.

—  Preciosos diamantes húmedos y transparentes ahora tan escasos. Debes memorízalos, dibújalos, intenta grabarlos en tu memoria igual que hiciste con tu nombre, porque en poco tiempo dejarán de visitarnos para siempre y tendremos que estar preparados, esto es solo un avance.
           Y, ¿Por qué van a desaparecer, abuelo?
           No desaparecen. Esto es Etiopía, tierra de contrastes. Nuestras comunidades admiran y a la vez temen una modernización demasiado amenazante, pero que esta vez nos podría salvar del abandono de la diosa Lluvia, quien se lleva sus preciosos diamantes transparentes a otras tierras. Ahora sin su protección, nuestra tierra es de nuevo castigada por el cielo y la tierra, por el calor que sofoca y ahoga, o más bien que deshace los cuerpos que quedan en simbiosis con la arena cálida y brillante. La riqueza de contrastes. Nos da lo mejor y lo peor, nosotros nos valemos de fuerzas que se niegan entre sí, como la vida y la muerte. Aquí nos dedicamos exclusivamente a la tierra y al ganado, y para que la tierra se mantenga fértil necesita del agua. Mira, tu madre allá a lo lejos, 4 horas al día para recoger dos bidones de agua para regar un cultivo moribundo. Ha vuelto “El Niño”, y cada vez lo hará más a menudo.
           ¿Por qué lo llaman así? No me gusta. Un niño jamás provocaría la muerte a otro niño, ni dejaría sin cultivos a su pueblo, ni mataría de sed a su familia…
           No sé la razón, pero desde luego parece estar jugando con nosotros cómo un travieso pequeñín con una capacidad infrahumana para desestabilizar las cifras de población mundial cuando le viene en gana con sequías que cada vez duran más y tardan menos en volver. Pero todavía hay lugar para la esperanza, ¿has visto a esa gente que reparte comida y agua? Pues ayer me contaron un plan para crear un gran pozo donde podamos guardar el agua que recojamos, es obvio que los diamantes húmedos están apunto son para nosotros vida, y por eso cuando no caen producen muertes. Sin embargo, Etiopía y los pastores necesitamos que las cosechas no dependan de su llegada para parir sus frutos. Ésta gente también dice que va a reponer cabras y ovejas y que, al haber perdido 25 cabezas, nos repondrán 5 con comida y bebida para mantenerlas.
           ¡Menos mal abuelo! Imagina cómo íbamos a llevar los bidones y los kilos de arroz si no fuera por nuestros animales.
           Sí, pero me gusta más la idea del pozo y la de un “pozo de semillas” o algo así también hablaron de ello.
           ¿ Y, qué es eso?
           Al parecer, en caso de que la sequía decida permanecer largos períodos en nuestras tierras amenazando a nuestra gente, podremos reponerlas rápido si guardamos parte de las semillas en un pozo y no las sembramos todas, cuando se pierda la cosecha dispondremos de semillas que permitirán nutrir a las familias. Además, deberíamos tener eso que ví en la tele que hay en otros sitios donde caen pocos diamantes. Es una máquina de riego que lanza agua sola y así es difícil que la siembra se seque. Tu madre podrá dedicarse a su propio huerto, más limpio y únicamente dedicado a cultivar los alimentos que comemos en casa.
           Todo eso me parece bien, y si no fuera por esa gente y sus organizaciones de las que tu me hablas… Abuelo no es por nada pero… para cuando el pozo esté construido tu ya estarás muerto ¿Qué vamos a hacer hasta entonces?
           Por desgracia la muerte es aquí quién manda cuando la diosa Lluvia viaja a esas tierras del Norte donde cada vez pasa mas tiempo. Hasta entonces solo podemos intentar estar sanos y ayudar a tu madre a recoger agua ahora.
           Ahora ya no podré dormir pensando en que mañana tendremos que trabajar con unas cuantas vacas menos.
           Hazme caso y pinta diamantes transparentes cayendo del cielo y mojando las tierras ahora que te acuerdas de su forma, quizás hasta  nos traiga fortuna.
           Y ¿de qué me sirve pintar algo que va a desaparecer?
           Ahora no lo sé, pero de momento, te ayudará a dormir mejor esta noche… 

Hace muchos, muchos años, allá por 2020, cayeron los últimos diamantes húmedos en tierras etíopes. Dicen que todavía se aprecian en tierras no tan lejanas, y que todavía mantiene cierta regularidad en el Norte de Europa y en tierras Americanas que emergen al cruzar el atlántico. Seguro que habéis oído hablar de ella, su dueña, la Diosa. La llamaban Lluvia.


La muerte, por oposición al agua, ni es un recurso escaso  ni está en peligro de extinción en Etiopía; más bien al contrario. Con su actitud amenazante, acosadora y jactándose de una población demasiado subordinada a un clima dictatorial, “El Niño” dejará en 2016 a unos 2 millones de Etíopes sin acceso a agua potable, y hasta la próxima. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario